viernes, 29 de octubre de 2021

El Día de Muertos y el Arcano XIII

¿Estamos predispuestos ante la palabra Tarot?
Averigua la profundidad de sus símbolos.

En este video te comparto la simbología del Arcano XIII
La comprensión de los símbolos nos lanza hacia una nueva poética de la vida. 
Espero que lo disfruten. 

viernes, 25 de septiembre de 2020

La Reina Hada: Britomart





La reina hada, poema épico de Edmund Spenser (¿1552/1553?–1599) , fue la primera obra con estas características en inglés, y la precursora de la tradición poética heroica en este idioma. Milton, figura también fundamental en el panorama de la poesía inglesa, le tenía una devoción inmensa. Comentamos esto porque es importante entender que los grandes espíritus siempre han sabido admirar a otros grandes genios, y en ello han demostrado su propia grandeza.



La poética de Spenser posee el poder de entregar con sus imágenes el conocimiento de lo profundo y espiritual. La musicalidad, y las retórica simbólica de La reina hada, ha deleitado durante décadas a nuestros más insignes poetas, y a dado gozo estético a los más exigentes lectores.



Los vates del siglo XVIII seguían las propuestas estéticas de Spenser ya con desenvoltura, Wordsworth, Keats y Tennyson estuvieron profundamente influenciados por la sensibilidad de su trabajo.



Seguramente Spenser se proponía ofrecer una renovación de los romances épicos de los poetas italianos Ariosto y Tasso. Se nota en su propuesta estética y temática que deseaba unificar el romance medieval y la épica renacentista. Una síntesis de los antiguos y los modernos que agradece quien desea renovación sin pérdida de los altos valores de la tradición.



Si vemos la tradición poética como una línea que se despliega desde la antigüedad Clásica, en Spenser la tradición alcanza un grado de originalidad y renovación que da pie a que los poetas posteriores no se desliguen de los veneros originales aunque propongan cada uno sus cuotas personales.



Es importante que al traducir el título de Spenser como "La reina hada", se comprenda que la obra es una alegoría fantástica acerca de Isabel I, la llamada Reina Virgen, presente en el poema sólo como una luna sobre el reino al que gobierna.



El poema, entre otras cosas es una crítica -velada por el entramado mítico y la apariencia de cuento de hadas-, de la tergiversación de los valores por parte del gobierno y la iglesia. Publicado en 1590 celebra públicamente la victoria inglesa frente a la Armada Invencible de Felipe II. Y en el plano moral intenta inculcar valores cristianos.



La división del libro se da mediante la semejanza con el orden cósmico de la semana planetaria de Ptolomeo: •Sol •Luna •Marte •Mercurio •Júpiter •Venus •Saturno.



La reina hada se publicó en dos partes (la primera parte en 1590 y la segunda en 1596).



Aunque al inicio del poema manifiesta su intención de escribir doce libros, y por esto se infiere que la obra quedó inconclusa (sólo posee seis cantos y un fragmento), finalmente pudo parecerle a Spenser más idóneo el siete como referente de una temporalidad que une todos los tiempos en uno (recordar que el siete, los siete días de la semana, es un símbolo del tiempo que se renueva sin cesar).


domingo, 23 de agosto de 2020

"Nimué, la dama de los cuentos" en el corazón de Atemanica

Por Yolanda Ramírez Michel

Atemanica es una de las 34 rancherías en las inmediaciones de la Sierra de Tequila en Jalisco. Tiene una población que apenas excede las 300 personas. 

Comparada con los modernos fraccionamientos de la ciudad, Atemanica puede ser descrita a cualquier citadino como otro mundo. Y así mismo, para los habitantes de esta u otras rancherías también nosotros somos poco más que extraterrestres en su cosmos psíquico.

Jalisco y sus encantos ocultos. Pueblos y rancheríos no tomados en cuenta por el vertiginoso poderío de la modernidad. Comunidades que parecen salidas del realismo mágico.

Guadalajara se alza en su gigantismo y su exceso como una mancha urbana que ya ha engullido a Zapopán y otras periferias con su estrés. Muchas poblaciones de menor envergadura conforman la geografía de Jalisco. No podemos hablar de todas, pero queremos hablar de Atemanica, como si fuese ella un fractal y reprodujera esas otras pequeñas realidades que no alcanzamos a notar encantados por la ilusión del progreso.

La aventura se gestó desde que Blanca Alicia Martínez vio una entrevista que realizó Camila Melo, de la editorial Panamericana. La entrevista fue para que yo les contara acerca de mi último libro: Nimué, la dama de los cuentos (continuación de La maestra Milagros). Blanca aprovechó lo bueno de las redes para contactarme e invitarme a Atemanica a la inauguración de dos rincones de lectura.

No me ocultó lo agotadora que prometía ser la experiencia. No me ocultó lo enclavado en la sierra que estaba nuestro destino.

Ella deseaba llevar a los niños de la primaria Benito Juárez de Atemanica mis libros, pero también deseaba llevar a la autora.

¿Qué hechizo convierte a alguien de carne y hueso, en una entidad que anima y genera tal expectativa?

-No sabes lo importante que será para estos niños conocer a una escritora- me dijo.

Llevar a un escritor a que lo conozcan sus lectores a veces nos hace sentir un poco como animalitos de feria…  nosotros sólo queremos estar en casa, escribiendo.

Pero… esta vez, algo en su plan y algo en la manera de contármelo me causó ternura y entusiasmo, y dije sí.

Y entonces, uno, mortal cargado de achaques e imperfecciones, se ve convertido de pronto en detonante de asombros.

Dije sí sabiendo que el viaje sería largo, intuyendo también que a Atemanica se habría de llegar por senderos de grava, saltando sobre baches y rocas que las lluvias colocan ahí donde las llantas no debieran encontrarlas.

Y así, premiados por paisajes insólitos, árboles de ensueño, presas imponentes, riachuelos de murmullo feérico, y un verdor húmedo de lluvia, llegamos primero a la centenaria escuela Parroquial Morelos y Pavón de El Salvador, atendida actualmente por tres hadas cuyas cofias y hábitos no pudieron ocultarnos su cauda de milagros cotidianos. Nos recibió la Madre Aurelia, directora del plantel, y hubiera podido yo quedarme ahí, con ellas, en uno de sus cuartos sencillos y austeros, porque los murmullos de aquel patio desierto por la cuarentena me susurraban muchos cuentos.

Apenas ahí era la mitad del camino. De El Salvador a Atemanica nos quedaba un buen trecho. Un trecho de angosta brecha serpenteando por pequeños abismos de verdor rumbo al centro mismo de la aventura.

Blanca Alicia Martínez es un ángel de poderosa y potente voz, con un liderazgo probado en las circunstancias más adversas, encargada por nadie más que por ella misma en el épico avance rumbo al corazón de Atemanica.

Hasta ahí, donde no hay librerías ni libros, llega ella, cargada con la esperanza que trae a la mirada ansiosa una página encantada.


En el viaje nos acompañaron tres escuderas. Que se anotaron para la aventura con más entusiasmo que idea de lo que les esperaba. Sin Lucero Alcaraz, no hubiéramos podido reportar las visiones de ese destino, ni el milagro de cada paisaje y cada personaje a la vuelta de brechas y cunetas.

Sin Gloria Castro, no hubiéramos disfrutado el almuerzo, que el pan, cuando hace hambre, es verdadero banquete y alegra más que el vino.

Sin Silvia Jiménez no hubiéramos llevado la magia de tres muñecos salidas del libro para volverse reales, y abrazables, que además llevaban la función de quedarse con los niños cuando nosotros hubiéramos partido. Esos muñecos serían confidentes ahí donde la lectura es particular e íntima.

Ellas fueron las tres escuderas. Pero fueron más los que apoyaron la totalidad de esta utopía.

Sin el seminarista Gustavo, ni el sacristán Everardo, guiándonos, tal vez hubiéramos perdido la ruta. Sin Genoveva, ni Patricia, nuestra quijotesca aventura no sería un eco fértil. Sin el apoyo de la Fundación Beckmann cómo se hubieran trasportado el mobiliario y los libros para el rincón de lectura. Sin tantas donadoras anónimas no habría sido posible llevar a los niños de Atemanica bolsas cargadas de regalos. Sin las amables familias que nos tenían preparada una comida deliciosa para después del evento, hubiéramos vuelto a casa muertas de hambre.


Fueron muchos y cada uno parte de este rompecabezas entrañable.

A mí me tocó, a la vez que ser la autora de dos libros que llevaban de regalo, ser también la cronista de ese día pleno de hechizos, día que inevitablemente nos devuelve a la ciudad con ojos cargados de flores simples y perfectas, ojos que se han dado cuenta, una vez más, de cuánta falta nos hace en la ciudad, el campo.

 

Enuma Elish presentación en Chapala